Llevo dos semanas (sin librar ni los fines de semana) que son un anticipo de lo que me espera hasta el 27 de junio, y, si duermo y dejo dormir, no me queda tiempo demasiado tiempo para estudiar... creo que he sacado un par de horas para tocar en casa en los últimos 15 días... y otras tres y media en un vagón de tren, pasando los solos grandes, las grandes oberturas, las variaciones de Sor y los temas escogidos por Giuliani...
Creo que me está sentando mal el viaje y todo, porque con el ruido de railes y motores, cada vez tiendo a tocar más acelerado, intentando enlazar un sonido con otro por encima del umbral del sonido de fondo... o en ocasiones, tocando sin sonar, no sea que la pareja de seguratas de turno tenga escusa para echarme en cara que "no se puede hacer ruido" en el tren...
Qué cumplidores del deber, qué derroche de cultura y tolerancia
y qué chistosos... ni Faemino y Cansado, vamos...
Sólo me consuela a veces el reconocimiento y el apoyo de algún pasajero que se torna espectador...
Sólo me consuela a veces el reconocimiento y el apoyo de algún pasajero que se torna espectador...
El caso es que necesito vacaciones ya... o eso o me va a dar un ataque en mitad de la próxima interpretación de mi Rossiniana...
Un ejemplo de lo que ha ocurrido hoy, inmerso en esta rutina insana:
Qué tensión
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