Debería haber pintadas con su nombre en los muros de todos los conservatorios del país, parafraseando a aquella que le dedicaron a Clapton (en una calle cualquiera de una ciudad inglesa, no en un centro de enseñanzas musicales).
No sé si sería el nublado, o el verano que llevo madrugando menos y durmiendo cada vez más sin interrupciones...
... el caso es que ayer la guitarra sonaba de muerte, aún sin estar un servidor en la rutina de trabajar y estudiar...
Así que me sentí con fuerzas para meterme en más historias... eso te suele bajar a la tierra (o a la Tierra)... y te das cuenta de que en realidad lo que había ahí era trabajo previo, no que te hubieras convertido en un tío capaz...
Pero fuí a dar con el recercar nº 2 de Francesco da Milano y, lejos de bajar, estuve extasiado leyéndolo ayer por la noche...
Pasada la emoción del primer encuentro no puedo dejar de pensar que Franceso da Milano debería contar con un estadio con su nombre... la obra de este hombre es un regalo... me quedo sin palabras...música tan bien hecha, con tanta gracia, y tan gozosa de tocar desde el primer instante...
[Cabe decir que, para no colmar el ciberespacio de tomas y tomas, he actualizado algunas de las grabaciones con posterioridad a la fecha de publicación de esta entrada]
Aprovecho también para dejaros otras tomas, con más música del mismo autor en distintos estados de maduración, piezas que quizá recordéis de anteriores entregas de "El guitarrista del s.XXI se queda boquiabierto con el repertorio del XVI", en este mismo blog:
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