lunes, 27 de mayo de 2024

Quizá una vuelta a las andadas

 Al parecer, hace unos diez años llevaba yo una rutina de escribir un blog.

No puedo recordar ni darle más vueltas a los motivos por los que fuí espaciando las entradas, hasta detenerlas completamente.

Ahora, nada temo... jejeje... y tengo tiempo para estudiar y leer exactamente lo que quiera, y para producir o no producir, sin problemas (reales o imaginados) derivados de quedar expuesto a evaluación, calificación o etiquetado.

He leído un libro hace un par de semanas que debería estar en la estantería de todo intérprete de música, casi de cualquier género (la música, no el intérprete).

El texto es "The End of Early Music", publicado por Bruce Haynes en 2007, con la editorial Oxford University Press.

Ahí va una traducción casera para aquellos que lo necesitéis:

EL FIN DE LA MÚSICA ANTIGUA.
Una historia de la música de los intérpretes de época.

Bruce Haynes (Oxford University Press, 2007)

Prefacio

Al llenar un libro con palabras en torno a la música soy consciente de las indicaciones de John Hopkins en su propio libro de historia de la música de 1776: "la tradición solamente susurra, durante un corto periodo de tiempo, el nombre y las habilidades de un mero intérprete, no importa el exquisito deleite que sus talentos produzcan a aquellos que le escucharon; mientras que una teoría, una vez que se concreta sobre el papel y se establece, vive, al menos en las estanterías, tanto como lo haga el idioma en el que fueron escritas."

La música se mueve mientras que las palabras permanecen. Pero incluso cuando fueron escritas inicialmente, las palabras tienen dificultad para capturar la esencia de un sujeto tan evanescente como la música. "Dando por hecho que un hombre lea todos los libros de música que puedan ser escritos alguna vez", escribe Roger North (esa inagotable fuente de sabiduría musical), "no puedo aceptar que la música sea o pueda entenderse a partir de dichas lecturas, no más de lo que el sabor de las carnes trasciende a partir de los libros de recetas de cocina".

Un tema como la música nos apela, invitándonos a seguir intentándolo, aunque sabemos que terminaremos con más preguntas que respuestas. Hokusai (véase 41'57" del vídeo), un gran artista en sí mismo, capturó apropiadamente el espíritu correcto para conciliar lo vasto de nuestra imaginación con lo minúsculo de los logros posibles en nuestras cortas vidas.

"Estoy enamorado de la pintura desde que fui consciente de ella a la edad de seis años. Hice algunos dibujos que pensé que eran bastante buenos cuando tenía 15, pero realmente nada de lo que hice antes de los 70 tenía ningún valor. A los setenta y tres he conseguido captar finalmente todos los aspectos de la naturaleza - pájaros, peces, animales, insectos, arboles, hierbas... todo. Cuando tenga ochenta me habré desarrollado aún más allá, y con noventa realmente dominaré los secretos del arte. Cuando alcance los 100 mi trabajo será realmente sublime, y mi último objetivo se logrará alrededor de los 110 años, cuando toda línea y punto que dibuje estarán imbuidos de vida. Prometo mantener mi palabra a todos aquellos de vosotros que vayáis a vivir tanto como voy a hacerlo yo."

"Ars longa, vita brevis". Hokusai sólo vivió hasta los ochenta y nueve, así que no pudo mantener su extravagante promesa. dudo que se sorprendiera o incluso que estuviese disgustado. Nosotros los humanos podemos hacer lo que podemos hacer, y si tenemos suerte, obtenemos placer en el proceso. Como Okakura Kakuzo resumió,

"El cielo de la humanidad moderna está de hecho destrozado en la lucha ciclópea por la riqueza y el poder. El mundo se dedica a manosear entre las sombras del egoísmo y la vulgaridad. El conocimiento se compra con mala conciencia, y se practica la benevolencia por mera utilidad. Oriente y Occidente, como dos dragones lanzados en un mar de fermento, luchan en vano por recuperar la joya de la vida. Necesitamos de nuevo que Niuka repare la gran devastación; esperamos la llegada del gran avatar.

Mientras tanto, démosle un sorbo al té. el brillo de la tarde resalta los bambúes, las fuentes borbotean con placer, el murmullo de los pinos se escucha en nuestra tetera. Soñemos con la evanescencia y aferrémonos a la bella locura de las cosas."

Las opiniones aquí escritas sobre asuntos como el estilo, la interpretación, la comunicación de las emociones, y otros fenómenos intangibles no siempre descansan en criterios que puedan ser probados. Son solamente reflexiones personales sobre el estado presente del movimiento de interpretación inspirada históricamente (conocido como HIP) observado desde el punto de vista de alguien que ha estado involucrado en él desde los primeros años de la década de los sesenta. Roger North en 1728 hablaba por mí - y quizá por todos - cuando señalaba, "me he dado cuenta de que no conozco bien mis propios pensamientos, hasta que los he escrito y revisado; y entonces la mayor parte de las veces, la bruma se disipa, y las querencias y los fallos salen a la luz". Estoy encantado de compartir estos pensamientos con vosotros. Con suerte quizá os inspiren también a escribir los vuestros. 

El próximo lunes podréis disfrutar de la siguiente entrada con la continuación de esta lectura


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