De sobremesa.
He aquí algunas etapas intermedias en el resultado final del juego, para no comprometer el anonimato de los participantes que posaron, orgullosos, junto a los seis animales equilibristas y a los diecisiete lápices de colores que fueron capaces de colocarles encima.
Eso sí, hubo varios intentos:
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Cinco lápices |
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Cinco lápices |
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Nueve lápices |
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Nueve lápices |
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Cuatro lápices |
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Cuatro lápices |
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Cinco lápices |
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Dos lápices |
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Nueve lápices |
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Diecisiete lápices |
Para que no perdáis de vista el contenido didáctico de estas publicaciones (o para que no lo pierda yo), y estando presentes los animales de rigor, aquí va la moraleja propia de cualquier relato fabuloso que se precie...
Y díjole el lobo al oso, pensando en un pan jugoso y en la última longaniza:
"Hay tiempo para todo, o casi todo, si uno se organiza..."
Es cierto que hoy era día festivo, y que he podido contar con toda la tarde, pero a pesar de hacer el bestia con las fieras durante un buen rato, de tirarme gran parte del día charlando con buenos amigos, de darme una vuelta por el campo... y de muchas otras cosas... mis dedos no han dejado de dedicarse unas horas a trabajarse el mástil...
Al próximo que me diga que no tiene tiempo para marcarse un par de escalas diárias lo subo a los lomos del gocho.
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