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jueves, 31 de julio de 2025

El difícil ejercicio de retratarse con justicia y honestidad

El próximo 12 de agosto tengo un concierto en Sigüenza (Guadalajara) en un ciclo que organiza cada verano la Asociación Romanillos-Harris. Acostumbrado a rumiar los carteles de las audiciones de mi alumnado, es un alivio que se encarguen de la cartelería y los programas.

Pero claro, no todo va a ser ocio y veraneo despreocupado... necesitaban mi reseña biográfica...

cartel realizado por la Asociación Romanillos-Harris

... siempre es una tarea peliaguda... son documentos con un estilo que me resulta muy poco interesante, que acaban apareciendo en el programa de mano, y que se convierten en una competición de alabanzas más o menos justificadas y en un listado de títulos que recuerdan a descripciones del linaje y la valía de (poniéndonos sandungueros y quijotescos) "andantes caballeros".


Supongo que visto fríamente, estas reseñas propias de cualquier intérprete, concierto y programa, podrían producir cierto sonrojo si se analizan con calma los mayores o menores méritos (que a pesar de todo y de lo exhaustivo que cada guitarrista se ponga, nunca llegarán a ser más que una huella que trata de caracterizar levemente el esfuerzo y la capacidad real de cada cual). 

Porque a la hora de la verdad, cubierto o no de medallas, Zoran Dukic es Zoran (por poner un ejemplo) por lo que hace en el escenario...

... y aún así por mucho que nos impresione la interpretación y el folleto biográfico... ¿cuántos de los de a pie conocen y valoran realmente a monstruos como estos?.

¿No es la reseña biográfica otro de los trajes del emperador de los que deberíamos empezar a desnudarnos?

Bueno... volviendo a las reseñas... da más o menos pudor escribir una, dependiendo de quién crea uno que va a ser el que lo lea, y dónde se supone que va a ser escuchado.

Hace poco hice una para un concierto didáctico en el Conservatorio Joaquín Turina, de Sanlúcar de Barrameda... y creo que disfruté más haciendo el texto... estaba más despreocupado. No me importaba salirme del molde, sin tapujos. Me parecía una referencia valiosa para el alumnado de allí. Consideraba muy didáctico ser franco y transparente. Así que lo que salió fué esto:

Siempre me ha resultado complicado escribir la pertinente reseña biográfica de Silvestre Peña Ortega, encontrándome tan ligado a su persona.

Solía respetar el orden en el que fueron ocurriendo las cosas, diciendo que nací en diciembre de 1981 en Madrid, que cursé mis estudios generales y la especialidad de guitarra en El Escorial, o que un año antes de licenciarme en Ciencias Ambientales en la Universidad Autónoma de Madrid, inicié el estudio del Grado Superior de Pedagogía de la Guitarra con Miguel Trápaga.

Así acabé titulándome en esta especialidad en 2006, y posteriormente, en 2008, también en la especialidad instrumental, en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

Como todo estudiante (y no lo hago más, ahora por ejemplo, porque entiendo que es un privilegio de guitarristas jóvenes, y que se me ha pasado ese arroz) he asistido como alumno a diversos cursos y clases magistrales con algunos de los profesores que estaban mejor considerados del panorama de mi época.

Desde el año 2007, después de un periodo de trabajo como técnico de medio ambiente en El Escorial que terminó con un despido improcedente, mi actividad profesional gira exclusivamente en torno a la docencia y el estudio de la guitarra.

A lo largo del periodo comprendido entre 2007 y 2017 trabajé como profesor de guitarra en al menos una docena escuelas municipales de música de la Sierra Oeste de Madrid. En ese periodo nacieron mis dos hijos.

También al inicio de esa andadura, oposité sin mucho convencimiento en las penúltimas oposiciones de guitarra para los conservatorios de Madrid en el año 2008.

cartel realizado por el personal del conservatorio de Sanlúcar

Ese año tuve también la nunca suficientemente bien ponderada oportunidad de conocer a Gerardo Arriaga. Estuve dando clases particulares con él durante unos años. No sé si debido a una gustosa y necesaria contaminación o por mi propio interés, y quizá por ambos, es ahí donde comienza mi romance con la música antigua. En ese momento empiezo a estudiar el repertorio de vihuela con la guitarra moderna. Es algo que continuo haciendo aún hoy y que creo que me aporta una visión especial sobre los compromisos entre el estilo y el instrumento.

Nueve años después, desde 2017 hasta las oposiciones de junio 2018 en Madrid, tuve la oportunidad de trabajar durante aproximadamente 5 meses como interino de conservatorio en la Comunidad de Madrid. También en ese periodo de trabajo intermitente y a tiempo parcial, aproveché para intentar cursar las Enseñanzas Profesionales de Instrumentos Antiguos del Renacimiento y el Barroco. 

Desde enero de 2019 hasta las oposiciones andaluzas de 2023, he ejercido como profesor interino en Cazorla, Málaga, Linares y Córdoba. He pasado dos muy placenteros y productivos cursos trabajando en el conservatorio de Arcos de la Frontera, como opositor y como funcionario en prácticas; y actualmente soy docente de guitarra en el CPM Juan de Castro en Andújar.

Como intérprete, no puedo decir que haya actuado en grandes salas, ni que sea un ejemplo de ferviente actividad concertística. No quiere decir eso que no aprecie la especial circunstancia que se genera cuando lo que uno toca “es escuchado”, y que la aproveche y disfrute siempre que la vida lo permite.

Es por esto que quizá ustedes sean las primeras personas en más de 400 años que se vean, el próximo 23 de abril, en la tesitura de escuchar en directo, formal o intencionadamente, algunas de las piezas que “tengo en dedos”. Aún así, muchas de estas fantasías llevan rodándose durante años en numerosísimas e idílicas sesiones en parques, jardines, patios y, a veces, en otros no demasiado idílicos espacios públicos. Si Mahoma no va a la montaña, nunca viene mal pasar el repertorio fuera de la zona de seguridad de nuestras cuatro paredes, y es una una forma humilde y poco costosa de compartir un patrimonio cultural cuya conservación y difusión no parece estar en la agenda de ninguna administración pública. Salvando los últimamente tan denostados conservatorios.

Muchas gracias por su paciencia y su atención.

Pero creo que esa reseña no es la que debía presentar para el programa del concierto de la Asociación Romanillos-Harris. El problema me llevaba rondado varias semanas, y al final, una mañana me desvelé con una idea para empezar a hacerle mella al texto de Sigüenza... que ha quedado así:

Silvestre Peña Ortega, nacido en 1981 y natural de Madrid, vive desde hace demasiado “a caballo” entre Las Zorreras (olvidado rincón en la red de trenes de Cercanías de Madrid) y las carreteras de Andalucía. Después de seis años de trashumar por conservatorios de Madrid, Cazorla, Málaga, Linares, Córdoba y Arcos de la Frontera, es a día de hoy profesor de guitarra con destino definitivo en Andújar, en el CPM Juan de Castro. Ha publicado recientemente el CD “Vna pequeñica centella”, que incluye el 60% de las fantasías conocidas de Miguel de Fuenllana (publicadas en el libro Orphenica lyra, de 1554). Muchas de estas piezas no habían sido grabadas ni puestas a disposición del público anteriormente.

Quizá sea poco elegante que se advierta aquí (siendo el propio intérprete el redactor de estas líneas) que cualquier texto biográfico al uso nos dejará con pocos datos significativos y, en este caso, un vano intento de igualarse al estilo y contenido de las reseñas de otros instrumentistas con más recorrido, más presencia en clases magistrales, más titulaciones y con premios en concursos. Aún así, puede señalarse que estudió en el Conservatorio profesional Padre Antonio Soler de San Lorenzo del Escorial y en el RCSM de Madrid, en el barrio de Atocha. Es titulado superior en las especialidades de Pedagogía y de Guitarra y licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Madrid.

También a pesar de lo dicho, ha asistido a un buen número de las necesarias masterclasses, pero se abreviará la retahíla de grandes nombres, no por minimizar el debido agradecimiento ni sus aportaciones, sino porque realmente, no se estima que vengan a tener mayor o menor valor en esta breve explicación.

Quedémonos con que, dentro de este periodo de estudios formales en conservatorio, recibió clases de Miguel Trápaga, para continuar regularmente su trabajo, una vez titulado, con el guitarrista Gerardo Arriaga.

Simultáneamente, trabajó tres años como técnico de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de El Escorial, pero desde octubre de 2007 vive dedicado al estudio y a la enseñanza de la guitarra. Al principio ejerciendo como docente en toda suerte de escuelas municipales de música y academias privadas, y más adelante en conservatorios autonómicos.

Su interés por el repertorio del S.XVI para laúd y vihuela es la principal razón de que se siente ahora en este escenario. No es exagerado afirmar que es este repertorio el que ha impedido que abandone la pretensión de sobrevivir con este oficio y que se dedique a cualquier otro empleo remunerado al margen de la guitarra y su música.

En esta devoción “renacentista” se inicia, hace ya 18 años, con la guitarra moderna, pero ha ampliado su reflexión en torno a la Música Antigua con el uso de reconstrucciones de instrumentos “de época”. Así, en el año 2017 accede al CPM Federico Moreno Torroba, de Madrid, en la especialidad de instrumentos antiguos de cuerda pulsada (ICPRB), donde recibe clases de Pablo Zapico. No ha llegado a titularse en esta especialidad.

Para concluir, estamos pues (quizá) ante un músico en tierra de nadie, guitarrista entre la ortodoxía de la vihuela, vihuelista entre la de la guitarra, con demasiado gusto por el blues y el rock para ser “clásico” y demasiada afición a Giuliani y al contrapunto para ser “moderno”.

Espero, ahora sí en primera persona, no haberme vanagloriado demasiado y que disfrutemos de este rato de música.

Mis más cordiales saludos.

Por el camino, como también me habían solicitado una reseña para un concierto que está previsto para el 15 de febrero del 2026, dentro del ciclo del curso 2025-2026 de la Sociedad Española de la Guitarra... he escrito lo anterior teniendo esa reseña en mente: dos pájaros de un tiro.

El texto ha gustado a las gentes de Guadalajara... a ver si gusta a las de Madrid y no tengo que volver a entrar en esta selva durante un tiempo.

Saludos.


 

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