Hace un año (aproximadamente) estaba hasta el cuello metido en la construcción de un relato sobre Fuenllana.
Obviamente el contenido de estas pesquisas está relacionado con el del texto que escribí, pero estoy medio contento pensando que tampoco lo hacen menos válido.
Algunas líneas de Pujol me han llevado a este artículo que he traducido hoy, y que tanto Pujol como Charles Jacobs manejan como fuentes bibliográficas en sus propias semblanzas de Miguel de Fuenllana.
Tengo que elaborar también un listado de los legajos del Archivo de Simancas que pudiera haber visto Pujol. Por si en alguna vida me diera para comprobar esa documentación primaria.
Y tengo que apuntar también por aquí de lo que dice Charles Jacobs sobre estos menesteres, porque haciéndolo le resultará más fácil recordarlo y consultarlo a mi yo del futuro.
Lo de Jacobs va a dar más guerra.
Y lo lógico sería preguntar: ¿quién es ese Jacobs?
Aprovecho algunos párrafos de este artículo de todo un peso pesado de la musicología, Robert Stevenson, en la Revista Musical Chilena, que lo tiene ya explicado. Me ahorro así algo de trabajo de redacción y presento otra voz que aporta un resumen muy útil para pintarnos la panorámica general en la que se insertan esta de Jacobs y otras fuentes. El artículo de Stevenson comienza diciendo:
Fuenllana, Miguel de. Orphénica lyra. Ed. Charles Jacobs ( Clarendon Press, Oxford, 1978).
En 1967, Charles Jacobs inició la publicación de una nueva edición de las obras de Cabezón ( Madrid, 1578) ;" en 1971 publica la reedición de El Maestro, de Milán (Valencia, 1536), y en 1973 aparece una nueva transcripción de parte de la Facultad orgánica, de Correa de Arauxo (Alcalá de Henares, 1626) y su edición de la lntavolatura de címbalo, de Antonio Valente (Nápoles, 1576). El actual magnum opus es, por lo tanto, la obra de un musicólogo de prestigio en la plenitud de sus facultades.
Se trata de una edición lujosísima. La tablatura de Fuenllana se ha transcrito como un complejo polifónico en dos pautas, con líneas vocales agregadas en los puntos en que Fuenllana las requiere. Esta modalidad de transcripción de tablatura de vihuela no se ajusta obviamente a las normas de los Monumentos de la Música Española (Narváez, iii, 1945; Mudarra, vii, 1949; Enríquez de Valderrábano, xxii y xxiii, 1965). Pero el estudio de las virtudes de cada uno de estos sistemas antagónicos de transcripción no es materia de esta reseña.
Al igual que en ediciones anteriores, Jacobs consistentemente transcribe las alturas con total exactitud, pero su reconstrucción de la conducción de las voces es a menudo discutible. Su distribución de las sílabas del texto en las composiciones vocales, con poemas españoles, es radicalmente diferente a la de Pedrell (Nos. 135-140, 167 = Càtalech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona, II, 132-144, 152-153). Obviamente, es preferible el tratamiento de Pedrell.
El artículo reparte buenos argumentos (es decir, "le da algo de cera" a la publicación). Me intriga. Creo que el trabajo de Jacobs es valioso por la documentación a la que alude y el esfuerzo de investigación que parece que ha hecho... los legajos que dice haber visto. Así que volveré algún día a leer y comentar esta crítica de la Revista Musical Chilena.
Creo que lo más viable con el extenso texto de Jacobs será ir poco a poco y separando distintos párrafos de su texto que es bien largo... y rumiarlo poco a poco (valorando lo que dice Stevenson sobre cada aspecto) para ver por dónde queda margen para investigar.
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