lunes, 1 de julio de 2024

... se hace el estilo al tocar

De nuevo traducciones de mi cosecha a partir del libro "The End of Early Music" de Bruce Haynes. 

Las entradas anteriores relacionadas con este libro son:

PREFACIO

INTRODUCCIÓN - Alfabetización

INTRODUCCIÓN - La Revolución Romántica

INTRODUCCIÓN - La tradición canónica y el clasicismo

INTRODUCCIÓN - Progreso o adaptación

El fragmento es el que sigue: 

Serendipia

Apreciar completamente todas las implicaciones de las diferencias fundamentales entre los estilos musicales romántico y pre-romántico lleva tiempo. Podría decirse incluso que el trabajo de los músicos HIP modernos consiste en una lenta toma de conciencia (¿colectiva?... creo que el añadido mío es valido aquí) sobre cuán diferente puede sonar una pieza pre-romántica de cualquier cosa que hayan escuchado anteriormente. Y esta toma de conciencia a menudo viene acompañada de un efecto conocido como serendipia. La serendipia es el alegre fenómeno de hacer descubrimientos felices y agradables sin querer. Como cuando Colón partió para encontrar una ruta a las Indias y en su lugar accidentalmente descubrió América.


El efecto de serendipia está directamente ligado a la búsqueda de la autenticidad. Plantea la pregunta - para nada inmotivada - de si realmente importa si interpretamos determinados detalles tal y como se hizo en su propia época. Mi experiencia ha sido bastante consistente: la razón para prácticas incomprensibles no siempre se muestra evidente hasta que de hecho las ponemos en marcha nosotros mismos, a veces prolongadamente. Establecido como un principio del "hecho musical" (o musicking, en el original en inglés), podría decirse que si uno intenta ser históricamente consistente, la persistencia acabará mostrando una lógica que no era obvia en principio, de manera inmediata. Aunque no queda garantizada, la serendipia promete la recompensa a la experimentación.

El propio Taruskin encuentra que el efecto de una estructura mental orientada hacia el historicismo puede abrir el entendimiento y los oídos de los intérpretes a nuevas experiencias, permitiéndoles trascender sus habituales, y por ello no cuestionadas, maneras de escuchar y pensar en torno a la música... El objetivo no es duplicar los sonidos del pasado , porque, si ese fuese nuestro fin, nunca llegaríamos a saber si lo hemos logrado. Por el contrario, aspiramos al sobrecogedor impacto de la novedad, de la inmediatez, del sentido de acierto que ocurre cuando sentimos, después de incontables experimentos frustrados, que hemos alcanzado la identidad entre el estilo de la interpretación y las demandas de la música. 

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